CUIDADOS POR ETAPAS

La etapa júnior es la infancia del ratón, que comprende desde su nacimiento hasta que alcanzan el tamaño de un ratón adulto, entre los 2 y 3 meses de edad. Es una etapa muy corta y la más importante para que esté sano y fuerte durante el resto de su vida. 

Las dos primeras semanas de vida de un ratón depende exclusivamente de su madre. Nuestros cuidados se limitan en mantener una buena higiene de la jaula, alimentar bien a la madre y procurar que tenga materiales para su nido. 

A partir de las dos semanas abren los ojos y empiezan a comer solos, probando lo que come su madre.

Cuando cumplen el mes de vida y se destetan, se les puede colocar en una jaula acondicionada para los pequeños teniendo especial cuidado en que sea a prueba de fugas. No hay que ponerles objetos pesados porque siendo pequeños, pueden intentar ponerse debajo y morir aplastados al no poder salir.

Es una etapa de mucho juego y energía, por lo que hay que proporcionarles varios juguetes y experiencias. Sacarlos a pasear, por casa, incluso por la calle. A más experiencias que les mostremos, mejor se adaptarán a los cambios. 

Es importante que durante esta etapa prueben todo tipo de alimentos, así de adultos no los rechazarán.

Por lo demás, no requieren de más cuidados que los adultos. Pueden correr y saltar con la misma facilidad que ellos.

El ratón sénior es el ratón viejito, a partir del año y medio de edad o puede que algo menos, depende mucho de cada animal. Vemos que un ratón empieza a estar viejito por pequeños cambios físicos: el pelo se ve menos lustroso, más apagado o más claro, está algo más encorvado, duerme más, la cara se ve un poco diferente... los cambios son poco significativos, pero si estamos a diario con ellos, lo notamos con facilidad. 

En esta última etapa de nuestro pequeñín necesita sobretodo tranquilidad. Hay que adaptar su jaula de manera que haga el menor esfuerzo posible: bajar la altura del bebedero, usar comederos que no sean altos, evitar pisos por donde pueda caer mal o le cueste subir, usar ruedas de movimiento más suave, etc. 

También hay que tener más cuidado con el frío, el calor excesivo y las corrientes de aire, ya que de mayores no tienen las defensas como antes y con un poco de corriente de aire puede morir de un catarro. 

En su alimentación es importante que tenga un aporte un poco más extra de frutas y verduras, que le asegure una fuente de vitaminas. Hay que procurar no darle proteína en exceso para no forzar sus riñones, y darle un mayor descanso, aunque sigue siendo importante que haga ejercicio y disfrute de sus salidas. 

El ratón enfermo merece unos cuidados especiales. En primer lugar, la jaula donde pongamos a un ratón enfermo debe estar acondicionada con el bebedero más bajo para evitar esfuerzos, comederos fáciles de limpiar (recomiendo que sean de cerámica), y sin más objetos. Si acaso, se le puede poner una caseta que no tenga suelo. Nada de objetos de madera. Todo esto es para evitar que los microorganismos patógenos puedan quedarse en los objetos y facilitar que se puedan eliminar al lavarlos.

Lo ideal es que la jaula y los accesorios que usemos para un ratón enfermo sólo se usen para ellos, y no se coloquen en las jaulas de ratones sanos.

Un ratón enfermo es muy fácil que llegue a tener hipotermia. Lo ideal es tener a mano una esterilla eléctrica y colocarla debajo de la jaula, de manera que si empieza a estar frío se la podamos encender y el calor pase a través del suelo y el sustrato. También podemos usar bolsas de agua caliente, pero el calor se va enseguida.

En cuanto a la alimentación, es mejor quitarles la comida fresca y dejarles semillas pequeñas, como el mijo, que pueda comer con facilidad. Y añadir un extra de proteína le ayuda a recuperarse más rápido. También es aconsejable tener siempre una botellita de suero (fisiológico o glucosado), por si se deshidratara.  

El botiquín en casa

Cuando se tienen varios ratones en casa (o varios animales en general) es bueno tener a mano un pequeño botiquín con los siguientes objetos:

• Gasas (nunca algodón)
• desinfectante: yodo o clorhexidina (mejor la segunda)
• bastoncillos de las orejas (útil para pequeñas heridas)
• suero fisiológico y/o glucosado
• esterilla térmica o bolsas de agua
• crema cicatrizante para heridas
• pinzas
• jeringas y agujas pequeñas (las de insulina)